Sobre el estilo y lo atemporal
19 de Agosto, 2013
El diseño de los trajes para caballeros siguen patrones de estilo que han cambiado poco desde la segunda década del siglo XX, aproximadamente. Lo que sà ha variado, debido a las tradiciones e innovaciones en el vestir que surgieron en el tiempo, son las alternativas en cuanto a telas, diseños, colores, y los accesorios complementarios para los mismos. Cierto es que existe una especie de decálogo (o quizá más de 10 normas, dependiendo el autor o recopilador) del buen vestir o, por lo menos, del estilo esmerado de un caballero. Lo cierto es que, el llamado aspecto o “look†clásico tiende a ser atemporal pero atendiendo a los colores, detalles de las prendas y accesorios en moda o, por lo menos, no anacrónicos.
Las referencias que tenemos sobre la moda de otros tiempos (artes a carbón, lápiz o acuarelas, fotos en blanco y negro, escala de grises, o aquellas que fueran de color pero ahora son más Cyan o Magenta, según les ha dado la luz) nos permiten evidenciar los aspectos en el vestuario masculino que han permanecido sin cambio por cerca de 100 años casi, siendo éstos un referente inconsciente para las decisiones al momento de vestir (un ideal que cada quien tiene en mayor o menor grado, diferentes entre sÃ, según percepciones propias de lo que sà es admisible y lo que no).
Digamos entonces que, un punto importante al vestir es no considerar todas aquellas tendencias más o menos alocadas o agresivas que podemos ver en catálogos on-line o en pasarelas de diseñadores diversos. Tanto al vestir casual como con formalidad, el buen gusto se traduce en el manejo de un estilo no precisamente convencional, pero sà que guste y no parezca exagerado, al menos a la mayorÃa. Y si el estilo es transgresor, la cuota de personalidad debe ser tal que la confianza en la propia elección sea superior a las crÃticas que siempre podrÃan llegar.
Por último, vale concluir que para hacer la elección correcta no se precisa seguir un conjunto de normas al pie de la letra, antes bien, elegir tomándolas en consideración pues representan lo “que siempre resulta aceptableâ€. La selección última dependerá, al fin, de las alternativas que conozcamos y que estén a nuestro alcance. Por ello, antes de trabajar un aspecto muy personal, es preciso investigar un poco.